Capítulo 3
Los siguiente 7 kilómetros ya nos agarran un poco cansados, cada vez más adentro, el Cerro te pide que no te rindas, y su interior se vuelve aún más empinado, incluso a veces resbaladizo.
Agradecemos que el sol no esté pegando como suele hacerlo a estas alturas del año y ponemos fuerza para ir contando pasos y sumando experiencias.
Algunos tramos más llanos nos dan un respiro y surgen historias y chistes. Las historias que el guía recita, seguramente no la primera vez, son lo más cercano a las historias que leemos en las novelas. Encuentros con víboras, fotografías inéditas, rescates y algunos mitos de la montaña.
Todos en fila asentimos y coreamos los “woooow” que corresponden al caso . Casi como en una historieta, cambia el cuadro y pasamos a otro espacio inmenso donde solo somos puntos de colores andando como hormigas.
La punta de la fila va variando entre los guías, y llegamos al balcón donde podemos señalar la cima y tocarla con el dedo… si la miramos con la perspectiva de la cámara, claro.
En este punto solo quedan unas pocas horas, y estamos en la recta final del recorrido, El Cerro Negro, otro de los grandes picos de ascenso nos mira desde lo alto y uno no deja de sentirse un poco incómodo ante la mirada de los gigantes.
y al fin…
Continuara…
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